Home » Viñetas » Una hoja de ruta

Una hoja de ruta

David Casado Neira

Vigo, Febrero de 2022

 

La asociación lleva ya algún tiempo funcionando. Un colectivo contra la pobreza. Entre sus proyectos se ocupan de atender las demandas de los sintecho de la ciudad, su plan es promover la creación de un grupo de trabajo para conseguir que se organicen y creen algún tipo de tejido asociativo que les ayude a defender sus demandas. También que se crea cierta cultura de entendimiento entre los comerciantes de la zona vieja y los sintecho. Que puedan coexistir en un espacio urbano en precario. El iniciador lleva años en estas luchas, los últimos intentos de quedar con él se abortaron porque surgían amenazas de desalojo en las que mediaba para intentar abortar.

El plan suena complicado, todo es muy impreciso, en el seno de la asociación no hay acuerdo. Unos meses antes me encargan que haga un mapa con el itinerario desde el albergue que acoge a sintecho a diversos servicios de la ciudad: la biblioteca municipal, el centro de servicios sociales, el centro de salud… Un recorrido a pie desde el puerto hasta el centro de la ciudad, con los sitios de interés. Diseño un mapa con un itinerario circular, que permite transitar por dos caminos: uno más directo siguiendo la carretera a lo largo del puerto, otro algo menos lineal que discurre por las zonas de tránsito habitual de la ciudad. Mi idea es dar una opción pragmática, pero de recorrido inhóspito, y otra que transite por las calles de la ciudad por los lugares comunes de los otros peatones, por donde hay bancos y fuentes, sombras y resguardos para la lluvia, y comercios. Los dos caminos llevan hasta el punto neurálgico del centro de la ciudad.

Hago el recorrido a pie, aunque lo conozco de sobra, pero descubro en dónde está el albergue. Entre la carretera del puerto industrial y una gasolinera, por debajo de las antiguas casas sindicales de los trabajadores del puerto. La asociación de vecinos del barrio y del colegio cercano les permiten usar ciertos servicios. En el patio juegan dos hombres a la pelota, y nos saludamos. Me quedo mirando un rato viendo como juegan e imaginándomelos con el mapa en la mano.

No, no me los imagino. Tengo muchas dudas sobre el sentido de esta acción. A su llegada al albergue se encontrarían con el mapa a su disposición (la asociación está enfrentada con el director del centro). Serán como turistas más que se dejarán así guiar por los puntos de interés de la ciudad. Me imagino que habrá otros circuitos mejores por lo que circula la información, y la información que es realmente importante. Nunca he visto a alguien en tránsito perdido por la ciudad como si hubiese unas cartografías secretas que solo ellos pueden leer. Igual la ciudad ya tiene unas líneas ocultas que guían sus pasos. No sé que pintan los teléfonos móviles ya en toda esta historia, ¿no usarán mejor GoogleMaps?

Llego a la plaza en cuyas proximidades se encuentran muchos de ese servicios que tenía que hacer accesibles a través del mapa. Me siento en una de las terrazas y pido una caña. Aquí nadie parece estar despistado ni perdido, aparte de mi. Intuyo que el único mapa útil sería uno de territorios, pero ese no lo sé dibujar.