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Refugio y vida en la ciudad

Ignacio Irazuzta

Monterrey (México), Febrero de 2022

De la gente que vive debajo del puente de la Av. Gonzalitos, frente al Hospital Universitario Dr. José Eleuterio y Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León en Monterrey, casi todo el mundo sabe y tiene constancia por residir en los aledaños y, sobre todo, por circular en los rumbos de ese sector de la ciudad. A este refugio de debajo del puente le pasan por encima y por los costados una gran proporción de los dos millones de vehículos que existen en la ciudad.

Para muchos de los habitantes de Monterrey, la representación que tenemos del lugar es la de una prolongación del hospital. Entendemos que ahí pernoctan y viven familiares de pacientes internados, pero a partir de una primera visita y conversación con alguien del lugar supe que es un centro que congrega a mucha gente de la llamada “en situación de calle” de la ciudad. Es como si la condición de familiar de paciente legitimara la existencia de este refugio abierto y visible con un manto de “buen desdichada/o” y que, así, fuera posible el desarrollo de su vida cotidiana en todo su dinamismo: con la aquiescencia de la policía; con múltiples formas de ejercicio de la caridad por parte de iglesias, empresas y otras organizaciones civiles que reparten alimentos entre la gente del lugar, con puestos diveros de comida; entre paradas de autobuses, frente a mirones de semafóro, etc.

Hospital, refugio, puente, gran avenida y ciudad pueden ser, en principio, algunas de las partes que aportan combinaciones para este “refugiario” al estilo del Profesor Revillod.

Esa sería mi propuesta de cata. Me la represento en los términos de la antropología metropolitana (Gubern), observando las dinámicas cotidianas del lugar y procurando acercamientos lo más aproximado posibles; o al estilo de la Escuela de Chicago, explorando el espacio bajo la premisa y la expectativa de ver vida social en esos lugares donde la vida individual se ve expuesta a varios límites.

Me represento además que hay allí varias cosas afines al proyecto. Por empezar, vida y refugio. Luego, algunos de los elementos y verbos que solemos conjugar: cuidados, espera, desamparo… También desidentificación y migración de tránsito por lo que le escuché a Víctor, un asiduo al lugar con el que conversé y me contó que estaba ahí porque había sido deportado desde Texas y que, mientras intentaba volver a cruzar, allí iba a comer. En ese inter, me pidió dinero para poder sacar su acta de nacimiento, necesaria para aspirar a cualquier trabajo y para alquilar luego alguna habitación que le diera acceso al mundo de las vida localizables y reconocibles.