Home » Jerga ViDes » Refugialario

Refugialario

Trabajamos sobre refugios. Hacer un catálogo, es decir, una “relación ordenada” (RAE) de esos lugares, sería lo propio de una investigación, una manera lógica de ordenar las catas. Ahora, ¿qué contendría? ¿sería un listado de refugios? ¿es posible hacerlo dada la inabarcabilidad de estos? ¿Cómo podríamos ordenarlo? ¿por entidad protectora? ¿por tipos de sujetos protegidos? ¿por duración? ¿por sexo, origen, destino, peligro? Y ¿para qué? Esa práctica de catalogación nos alinearía con la lógica del proceso de investigación y con la ya constituida y naturalizada del humanitarismo que en estas cosas resuelve todo a favor de un orden hecho de tipos de protectores y de tipos de protegidos. Pero, ¿nos interesa? Nuestro objeto, los refugios, son lugares analíticos de tensión entre lógicas opuestas —de desaparición y aparición, de desprotección y protección, de descuido y de cuidado—, integrar esas lógicas en una “relación ordenada” parece poco plausible y respetuoso con esos refugios. Más cuando lo que nos interesa, en el límite, es una forma de acercarse al refugio contraintuitiva, tanto que incluso se puede llegar a pensar en espacios de desprotección que protejan (no tener ningún nombre protege de la falta de nombre, escapar de lo que nos da felicidad puede dar felicidad, huir de quienes nos cuidan y nos integran ayuda a cuidar e integrar, albergues que reniegan del viejo modelo de espacio-refugio y que proponen dar protección proporcionando vías para poder habitar sus propias desgracias, sus vidas). Un refugialario, al estilo del Animalario universal del profesor Revillod parece más propio. Un refugialario permitiría combinar lo incombinable: protección y desprotección, amparo y abandono, aparición y desaparición, cuidado y descuido.