Home » Viñetas » Notas sobre los ingenieros de los refugios cool

Notas sobre los ingenieros de los refugios cool

Gabriel Gatti

Bilbao, Septiembre de 2022

Copyright

El verano de 2022 ha sido muy antropocénico y muy antropocéntrico. El tema constante ha sido la crisis medioambiental, el cambio climático, el calor que te cagas, la temperatura, los incendios, la crisis energética, las energías alternativas… En ese optimista contexto los refugios han ocupado también su lugar: refugios para poblaciones afectadas por algunas de estas crisis, espacios seguros, refugios climáticos en las ciudades, casas respetuosas con el medio ambiente y la naturaleza ecoalimentadas, claro, es decir, que no hacen mal a nadie, claro, y que permiten pensar en un futuro en donde la catástrofe sea habitable, claro.  

En el programa de la Cadena SER de los fines de semana en su versión verano, dirigida por Lourdes Lancho, se habla de la ciudad y de la casa en tiempos de cambio climático. Las arquitectas y urbanistas que intervienen piensan en la casa como un refugio cerrado y sin fisuras. Ecosostenido, automantenido, sí. Pero un bunker hermético y exclusivo, pues es casa, espacio propio y seguro, el lugar de la vida como debe ser.  

Veo después el telediario y salen varias noticias que evocan una lectura de refugio que se elabora en términos similares: medio ambiente hostil en decadencia desenfrenada y construcción de lugares de vida, entendida esta como el mantenimiento de las cosas tal y como fueron. Vieja etimología, la de la poderosa clave de re-: el refugio es la restitución del orden pasado y el mundo es un lugar chungo, salvo en el refugio, espacio de vida sostenida, sea casa, reserva natural (de eso hablaron en A vivir que son dos días el sábado 3 de septiembre). Vaya cagada.   ¿Puede pensarse de otro modo? En el debate de las urbanistas, una —madrileña de un estudio que se llama temperaturas extremas— lo hace: demanda dejar de pensar la casa como el espacio de protección frente al mundo hostil que sería el de la ciudad, una ciudad colapsada e inhabitable. Cabe imaginar todo de otra manera, entendiendo que la vida no solamente es humana sino también más que humana, que lo feo es parte de, que lo verde es mucho más que lo meroverde, que la ciudad entera puede pensarse como una casa y la casa como mucho más que un jardín separado, es decir, como un espacio recortado y preservado y aislado y protegido de un entorno hostil. El entorno hostil es el lugar en el que vivimos y eso es la unidad de medida en la que tenemos que intentar pensar. Ese es el refugio. Raro, ¿verdad?