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Montevideo, que está lleno de situaciones ViDes (Uruguay visto cada tanto, IV): prácticas contenedoras

Gabriel Gatti

Montevideo (Uruguay), Julio de 2022

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Y en solo cuatro días, tanto. Estuve con Brenda y con Marcelo, editora y militante, antropólogo. Los dos se preocupan por lugares parecidos, con expulsados, con expulsiones mejor, quiero decir que están observando en directo no un estado del ser sino un movimiento que deja y deja y deja abandono, sin parar. Desde lugares distintos, lo intentan y (un “y” que es un “pero”) lo piensan, means, que no se limitan a actuar automáticamente (hago lo que hay que hacer para no desintegrar la sociedad, o sea, integrarla) sino que reflexionan al hacer. Lindo. Puedo no estar de acuerdo con ellos, pero no importa. En realidad no es que no esté de acuerdo con ellos, que en efecto, no importa, es que eso, el movimiento incesante de expulsión allá, en Uruguay, esa rareza, va acompañado de discursos y prácticas que no dejan pensar la cosa de otra manera que la que siempre se aplicó. ¿Y no estará eso mismo asociado a las expulsiones? Les pasa a ellos cuando piensan, a todos nos pasa. Por eso el pero: lo piensan sí, pero hay algo que contiene como lo hacen y que impide escapar de lo heredado, que es lo que, justamente, impide trabajar de otro modo.

Los dos estuvieron en momentos distintos en un programa de radio o de internet, no sé bien, que se llama El último bondi, la última oportunidad viene a querer decir. Lo dirige Juan Pablo Labat, sociólogo, demógrafo. Fue durante años el responsable de monitoreo del MIDES: registraba pobreza, la hizo ingresar al sistema, inventaron cómo hacerla visible. Estuvo en el PANES, en el Plan de equidad. Desarrolló políticas que facilitaron el acceso a esos programas, Igualó. Lo entrevistamos para el proyecto desapariciones y ahí él acuño una idea poderosa, “hacer aparecer”. Ese era su trabajo: hacer aparecer estadísticamente a los que se salían del mapa. La fábrica social, al palo, sin matices, inteligente, pero sin matices —ingresar, integrar, igualar—. Pensada, pero,,, 

Ya no está en el MIDES, ahora es otro el gobierno. Ahora creó una plataforma de ideas donde crea espacios para repensar la política de izquierda y la política social: ¿cómo medir? ¿Cómo rescatar? ¿Cómo registrar? ¿Cómo integrar? Mis amigos fueron invitados a dos ediciones distintas, una —la de Marcelo— quería servir para hablar de otras formas de entender la pobreza, las de la etnografía, las de la mirada cualitativa. Mismo asunto, otra mirada, es decir, otro lenguaje. La de Brenda, con más gente, era sobre las ollas populares. Brenda arrancó proponiendo otra forma de pensar y citó bien citado mi libro, Desaparecidos. No me detengo en el detalle, solo en lo que creo que es común a los dos: (1) que de un modo u otro ambos intentan pensar lo que ocurre desde otro lugar, distinto al heredado, salirse de las obligaciones que impone, uno desde la metodología, la otra desde la militancia y las lecturas; (2) que lo consiguen pero algo los contiene, los contiene la contención misma, léase la prudencia, los contiene la cantidad enorme de prácticas contenedoras del Uruguay, unas de obra (las mismas que buscan contener la fuga masiva de personas fuera de la fábrica social son también, y como sin quererlo, y como sin remedio, las que expulsan, porque no dejan pensar las cosas de otro modo), las de pensamiento (pues no escapan de convicciones que taponan sus registros sensibles).