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Familia de acogida

Daniela Rea

México, 28 de septiembre de 2022

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Estefany + Mónica

Soy Estefany y yo no sabía que podía tener una familia. Yo deseaba estar con una familia, pero no podía ser porque ya estoy grande. Nunca recibí apoyo de mi mamá, somos 8 hermanos, yo soy la más chica, y cuando me enfermaba me cuidaba mi hermana.

La noche antes de venir aquí con Mónica, esa noche casi no dormí de nervios. Tenía mucho tiempo de estar esperando esto y me puse como con alegría y también una emoción y con nervios de no lo puedo creer, ya se llegó el día. Llevaba 10 meses en el albergue de Tlaxcala, desesperada, es bien horrible la situación, la comida, el trato, el encierro. En el albergue de Tlaxcala el licenciado me dijo que me podían dar de acogida, que si estaba de acuerdo me podía ir con una familia para que se cumplieran todos mis derechos porque en el albergue no se cumplen todos tus derechos y yo dije que sí. Irme a Estados Unidos no ha sido mi intención porque no tengo apoyo de alguien y si me voy, voy a arriesgar mi vida, y yo quiero estudiar derecho  y ser alguien. 

Soy Mónica, tengo 37 años y vivo sola. Antes de la acogida tuve muchos cuestionamientos. Yo decía, pues yo soy una persona sola, ¿a poco eso es una familia? ¿Seré capaz de hacerme cargo de alguien más? En mi familia viví experiencias parecidas a la acogida, mi abuela tenía una casa grande y de puertas abiertas, todos llegaban ahí, un día llegó un amigo a quien corrieron de su casa y se quedó a vivir con nosotros, se convirtió en nuestro primo.

Salí de mi casa en Honduras porque no me sentía segura, yo desde pequeña quiero estudiar, quiero ser alguien en la vida. Si estoy aquí viva, quiero ser algo, quiero estudiar para ser alguien. Mi mamá a los 10 años me sacó de la escuela porque era muy peligroso. En mi casa no había recursos y me trataban mal mis hermanos. Yo tenía 14 años cuando me salí de mi casa para trabajar y estudiar, estuve trabajando un año limpiando casas y me vine a México. 

Yo había llegado a México (en enero del 2021) cuando tenía 15 años e inicié mi solicitud de residencia, me la dieron el 26 de abril. Trabajaba yo en Tenosique con una señora y los abogados del DIF y de Acnur me decían que me fuera a un albergue porque me estaban explotando y estaba sola y me podía pasar algo. Al final me decidí irme al albergue de Villahermosa, estuve 12 días y me inscribieron para estudiar, pero yo estaba preocupada porque con mi trabajo yo le mandaba dinero a mi mamá y le llamé a la señora con la que estaba trabajando para que fuera por mi. Y conseguí un departamento para vivir yo sola porque ella no tenía un lugar para mí, tenía su pareja y me daba miedo porque era muy violento, me trataba mal. Ella me pagaba menos y me dejaban más horas en el trabajo, me despertaba a las 4:30 y salía a las 6 de la tarde. Yo pagaba mi renta, mi luz, por eso trabajaba. Me sentía sola, angustiada, siempre con miedo a que me pasara algo, no me sentía bien, cómoda. No tenía con quien platicar, con quien desahogarme. Y no quería estar ahí y pensé en mi prima que está en Sonora y le llamé y me dijo que fuera con ella y yo tenía ahorrado y compré el pasaje.

Yo salí de Tenosique el 20 de septiembre del año pasado, tomé una combi a Villahermosa y ahí busqué una oficina de transporte para México o Monterrey. Viajé toda la noche, llegué a las 4:30 de la mañana a Puebla y ahí me agarró migración y les enseñé todos mis documentos y no me creían que tenía mi residencia, me preguntaban a quien le pagué, si tuve abogado. Y yo decía  ¿ahora qué va a pasar conmigo? No me dejaron viajar sola porque era menor de edad. 

Comencé el proceso de acogida en abril del 2021 y duró 3 meses. Me hicieron preguntas de todo, económicas, personales, para la compatibilidad: ¿qué nos imaginamos hacer juntas?, ¿qué sería padre que pasara? ¿qué no sería padre que pasara? ¿Qué les gusta?  ¿Qué cosas tendrían que pasar para llevarnos bien? 

Yo pensaba cómo puede ser que yo voy a tener una familia, otra mamá, y me decían no sera tu mamá, es una persona que te va a cuidar y me acordaba cuando me fui de mi casa y trabajé en mi país, en tres casas, ahí dormía, ahí vivía, me imaginaba eso, llegar a una casa a trabajar.

Yo pensaba en que fuera alguien que no dependiera tanto de mí, a partir de los 8 o 10 años. En el proceso me dijeron que los adolescentes se quedan mucho sin acogida. Y yo pensé que una adolescente podría estar bien para mi. Nos vimos por zoom dos veces y Estefany dijo que nos viéramos en persona antes de ella decidir.

La noche antes de venir sentí mucho miedo, me puse muy nerviosa, cuando ya vi que las cosas eran en serio no quería venir. ¿Cómo puede ser que yo me vaya con una familia? No puede ser porque yo estoy grande, yo nunca recibí ese apoyo de mi mamá, ni el trato. Mónica me dijo si quería algo para mi cuarto y yo pensé ¿cómo es eso que yo voy a pedir algo? No me sentía yo con ese valor. Y pedí un cuadro de flores y un espejo… Flores porque no quería la pared toda blanca, quería que se vea algo, que no esté triste. El espejo porque me gusta verme.

Ahora Estefany está estudiando secundaria y quiere aprender otras cosas. Si puedo hacer algo para que alguien logre un proyecto de vida o encuentre un horizonte, pues lo voy a hacer.

Yo pensé mucho, ¿por qué necesito a alguien que me cuide si yo me cuidé yo sola?. Todo este tiempo he visto por mí misma y les decía a los abogados yo quiero salir, trabajar, vivir sola; pero me decían que no. A veces me siento confundida, nunca me imaginé tener una familia, nunca tuve esto. Me siento bien, también me da pesar por no haberlo vivido antes con mi mamá. Yo miraba cómo otras mamás trataban a sus hijos, miraba el cariño y decía qué bonita es tener una familia, yo nunca tuve una, porque mi mamá vivió violencia con mi abuelo y mi papá. 

Hemos aprendido qué es hacernos familia: pasar tiempo juntas, ver películas, cocinar, darnos las buenas noches, cuidarnos. Somos compatibles en que nos gusta el orden y la limpieza. Estefany me aporta vivirme en función de otras personas, cuando vives así  estás en tu universo, giras alrededor de ti y compartir con alguien es muy valioso, poder decir: Yo también puedo cuidar.