Expedición en los márgenes

Marcos Mantilla e Iñaki Rubio

Bilbao, Febrero de 2022

 

Esta pequeña expedición en los márgenes de la autovía A-8 (entre la autopista y el barrio de Rekalde) la llevamos a cabo entre Marcos e Iñaki, en su primera y “fallida” versión. Nos acercamos a los bordes de la autovía a su paso por el barrio bilbaíno de Rekalde, en horario ya nocturno. Después de aparcar el coche, nos dirigimos hacia un bonito parque que limitaba a su derecha con los parasonidos que lo separan del asfalto de la carretera.

Para acceder a ellos, tuvimos que serpentear por una pequeña senda que nos hacía subir hacia los márgenes donde esperábamos encontrar personas habitando los huecos dispuestos entre los dos contornos. Sin embargo, cuando por fin ganamos la elevación suficiente, se abrió ante nosotros un escenario que nos indicaba todo lo contrario. La hierba rasurada anunciaba la mano de los operarios de mantenimiento que habían desbrozado por completo esos mismos márgenes, dejando una estampa que ya no desentonaba demasiado con el orden del parque que habíamos dejado abajo.

Los únicos elementos que enturbiaban ese orden eran, por un lado, una multitud de hojas caducas marrones que, inevitablemente, se habían ido depositando por doquier; y por otro lado, un conjunto de arbustos berzales punzantes que los operarios, en vez de haberlos eliminado, los habían recortado dotándoles de cierta belleza doméstica que jamás uno hubiese esperado de estos.

Insistiendo en nuestro empeño, caminamos largos minutos por el diminuto margen hasta agotarlo en un puente intransitable. Nos dimos la vuelta, y seguimos de nuevo nuestra alfombra verde con motas marrones hasta el punto de inicio. Ni vida, ni bolsas, basura ni rastros. Ni siquiera los habituales de cualquier esquina. El ayuntamiento de Bilbao se había hecho cargo de ese tramo, sin dejar nada que retratar. Algo desconcertados, regresamos al coche y volvimos, o eso creíamos, con las manos vacías, hacia casa.