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El desaparecido, entre personaje, figura y tipo

Por María Martínez

La siguiente entrada recoge la presentación de uno de los talleres que el equipo de Desapariciones organizó en el workshop “La desaparición forzada de personas. Circulación transnacional y usos sociales de una categoría del derecho humanitario”, Oñati, IISJ, julio 2017.

La figura del desaparecido, la figura de la víctima, la figura del paria, la figura del migrante… El concepto, el de figura, lo encontramos cada vez en más lugares, circula, y se usa para situaciones bien diversas. No es extraño a la práctica de las ciencias sociales para las que conceptos de tipo ideal, forma, modelo son conceptos comunes de pensamiento y categorización y el de la figura podría ser otro más.Pero ¿qué significa la figura? ¿es lo mismo que el tipo, la forma o el modelo? ¿qué potencialidades encontramos en el uso de figura frente al de tipo? ¿qué significa pensar a través de figura en su sentido representacional para situaciones en las que la idea misma de representación quiebra?

La desaparición forzada podemos afirmar que se ha convertido en un tipo. Partiendo de una situación concreta de violencia —la desaparición por fuerzas estatales de militantes durante las dictaduras del Cono Sur— su reconocimiento jurídico en la Convención Internacional de 2006 ha hecho deesa situación un tipo jurídico que circula transnacionalmente y se usa o se reclama su uso hoy para situaciones muy diferentes. Esa confirmación como tipo no se limita al ámbito de lo jurídico, aunque allí sea especialmente poderoso, sino que el mismo personaje “desaparecido” y su experiencia encarnada de la violencia estatal ha dado lugar a un tipo psicoclínico, estético, político-social e histórico. Su ascensión a tipo se sostiene, sin embargo, en la delimitación de una única experiencia de violencia lo que cierra la categoría y obliga a otras situaciones a adaptarse a esa definición.

Frente a este cierre de la categoría que el tipo produce, el concepto de figura puede ser potencialmente interesante para abarcar situaciones que no terminan de encajar en la que ese tipo define; cuando el tipo se ve desbordadopor situaciones históricas concretas. Este desborde lo encontramos hoy cada vez en más lugares y en situaciones que muy alejadas al del tipo jurídico de desaparición forzada utilizan el concepto para definirse y reclamar.No significa esto que debamos deshacernos del concepto de tipo, sino, además de convertirlo en útil o herramienta, acompasarlo con otros para poder obtener una lectura más fina de las desapariciones hoy. Así, discutimos en el workshop y apostamos por el uso, no sólo de tipo, sino de otros dos conceptos más que son a la vez útiles sociológicos. En un extremo, el de personaje, que haría referencia a la experiencia encarnada de los sujetos que sufren violencia. El personaje hablaría de lo concreto y no tendría proyección a otras situaciones. En el otro extremo, el tipo ideal que reduce las experiencias encarnadas, y proyecta definiciones y sentidos para explicar diferentes situaciones concentrando propiedades del orden social. Entre ellos, la figura como representación de esas situaciones de violencia, dolor y sufrimiento y que, en su cualidad representativa, proyecta propiedades de ese orden. La figura tiene así la capacidad de que hablando de ella, podemos hablar del sistema social que la configuró. No son personaje, figura y tipo, tres conceptos independientes, sino que funcionarían acompasados y de manera escalar: del personaje a la figura y de esta al tipo.

Pero al igual que el tipo tiene sus limitaciones —redujo la diversidad originaria a ese único tipo—, también lo tienen los conceptos de personaje y figura. El de personaje por su menor grado de teorización y su concentración en experiencias individuales nada extrapolables. El de figura porque es paradójico su uso para hablar de situaciones de invisibilidad cuando la figura es representación. ¿Cómo un concepto de lo visible nos permite hablar de lo invisible? Asimismo, ¿es figurable, en sentido representacional, el desaparecido cuando precisamente la idea misma de representación quiebra con este? ¿Es figurable el desaparecido en tanto no es del orden del sentido, no tiene un común?