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The Leftovers

Por Gabriel Gatti

The leftovers es una serie de HBO sobre desapariciones no voluntarias y sobre la catástrofe que queda tras la desaparición. La cadena describe así su producto: «Tres años después de que 140 millones de personas desapareciesen inexplicablemente de la faz de la Tierra, la población se ha transformado por completo en su intento por adaptarse a lo que ha ocurrido. Esta es la historia de aquellos que se quedaron».

Tras la «marcha repentina» del 2% de la población mundial, los que quedan (The leftovers) viven en el desconcierto y no saben gestionar esa catástrofe inexplicable. Aunque lo hacen. La primera temporada recorre ese desastre. Una afectada por la partida (tiene tres «departed» o «missing» o «disappeared» en la familia) es Nora Durst. Trabaja en el «departamento de la marcha repentina» una agencia federal que por medio de un cuestionario muy protocolizado de 150 preguntas hace el censo de los «legados». Con eso se determina el derecho a recibir ayudas por la pérdida. Una agencia de la burocracia humanitarista post-departure.

El capítulo 6 empieza con Durst haciendo la encuesta y sigue por un congreso que reúne en Manhattan a varios representantes de los distintos organismos estatales que se dedican a hacer ese censo. Hablan en distintas mesas de lo que se habla en los congresos: de cómo mejorar la encuesta, del «Post departure disorder sindrom» (como el PTSD pero asociado a la partida y no al trauma), de las diferentes medidas que aplica cada Estado de la unión para cuantificar «sus» desaparecidos… La clave de re- comparece por todas partes en el congreso; también las preguntas comunes en este género, el de la desaparición: «Do you lost someone?» Cosas así.

Pero también se ven otros lenguajes, en otras claves. En una habitación del hotel, varios congresistas se reúnen: fiesta, droga y rock and rol. Está entre ellos Nora Durst. Ahí, los trabajadores del censo se liberan: «Legados, huérfanos, supervivientes… Como sea que se les llame este año». La palabra de las víctimas está convirtiéndose  en sagrada, y el personaje de la víctima es cada vez más central; no es rara la ironía y la burla, tienen mucho poder ya. Como en todos los congresos gringos, además de los congresistas centrales hay sujetos que van porque están en el mercado al que afecta al congreso. Uno de ellos está en la fiesta y explica su negocio: «140 millones de personas era la demanda. Eso genera la oferta». Y él oferta muñecos casi reales, réplicas muy fieles de losdeparted. Mostrando uno que es su propia réplica dice: «Esto lo puedes enterrar bajo tierra» y das así  el disparo de salida del duelo que no pudiste hacer.

El vendedor de muñecos de caucho flirtea con Nora. Ella le sigue el juego. El la quiera besar. Ella, afectada, que entiende la estupidez que supone el muñeco entiende, al tiempo, su capacidad analgésica, dice que sí. Y besa al muñeco y se revuelca con él…