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Agencia y desaparición

por Ivana Belén Ruiz Estramil y María Martínez, con la colaboración de Gabriel Gatti

En la sesión de trabajo del equipo de investigación del 5 de junio trabajamos sobre lo que parece un oxímoron: agencia y desaparición. Los coordinadores de la sesión, Ignacio Irazuzta y María Martínez, comienzan explicando por qué el tema de la agencia y la desaparición que no es otro que las contradicciones y paradojas a las que nos enfrenta. El desaparecido originario no puede tener agencia pues carece de cuerpo que la sostenga. El desaparecido social porque es precisamente construido desde la carencia, entre otras de agencia. El trabajo se apoyó en la lectura de extractos de los siguientes textos:

  • Calveiro, P. (2004). Poder y desaparición: los campos de concentración en Argentina. Buenos Aires: Colihue.
  • Mahmood, S. (2008). Teoría Feminista y el Agente Social Dócil: Algunas Reflexiones sobre el Renacimiento Islámico en Egipto. In L. Suárez Navaz y R. A. Hernández Castillo (Eds.), Descolonizando el Feminismo: Teorías y Prácticas desde los Márgenes (pp. 162-214). Madrid: Cátedra.
  • Peeren, E. (2014). Introduction: The Spectral Metaphor. In The Spectral Metaphor. Living Ghosts and the Agency of Invisibility (pp. 1-32). New York: PalgraveMacMillan.

De los textos destacan los coordinadores algunas líneas de reflexión sobre la agencia que bien son críticas con la noción hegemónica de la agencia, bien permiten abordar aquello que parece un imposible: la agencia de los desaparecidos. El primer texto, el de Calveiro, no habla ni directamente de agencia ni de desaparecidos, sino de “líneas de fuga” del desaparecido en situación de detención. El detenido es un sujeto ante un sistema de dominación total, el poder desaparecedor, pero en todo sistema hay líneas de fuga que le son propias. La autora propone diferentes tipos de líneas de fuga, algunas muy minúsculas, acentuando la idea de que son propias del sistema e indicando que lo central no es el resultado, sino la puesta en marcha de la acción misma. Un elemento fundamental para entender estas líneas de fuga es que el sujeto detenido es un sujeto que ha sido militante político, ejemplo paradigmático de la capacidad de acción. Por ello, aunque el texto de Calveiro abre una vía de indagación interesante, no deja de situar la agencia en actores consolidados de los que no se tiene duda su capacidad de actuar. El texto de Mahmood plantea una lectura contra-intuitiva de la agencia en base a un trabajo sobre los movimientos femeninos de la piedad en Egipto. Parte de una intensa crítica a la noción liberal de agencia que, especialmente desde los feminismos, no puede entenderse más que como transformadora —la agencia para serlo ha de transformar las normas que nos constituyen— y propone entender la agencia también como capacidad de habitar las normas. Finalmente, el texto de Peeren propone el concepto de “agencia espectral” que recoge dos sentidos de la agencia: la agencia de los espectros, pero también de los invisibles. La autora resalta la paradoja del espectro, de la agencia del espectro en la ciencia positivista, en Derrida y en Negri. En Derrida el espectro es el asedio, están en un lugar, pero no lo ocupa; se sitúa en el entre: entre la ausencia y la presencia, entre la vida y la no-vida, superando la lógica binaria occidental. En Negri, el espectro es la objetivación de la abstracción de Marx, esconde una relación de dominación. La potencialidad del espectro se encuentra precisamente en su invisibilidad; la agencia reside en la ambivalencia entre ser visible e invisible. El espectro, siguiendo a Zizek, no es del orden de la existencia ni de la inexistencia, sino de la insistencia.

En definitiva, los tres textos plantean cada uno al menos una paradoja sobre la agencia: Calveiro muestra la paradoja de la acción en condiciones de extrema dominación; Mahmood indica que la agencia no es transformadora y los problemas que tenemos con nuestras herramientas para detectar esas formas de acción; Peeren nos hace pensar en la acción desde la inexistencia, en la potencialidad del haunting de los espectros y los invisibles.

Los fragmentos de los textos abren al debate, en primer lugar, sobre la validez del concepto de agencia para pensar la desaparición. Se plantean algunas dudas en torno a esta noción, tan fuerte que se tiende a encajar el objeto en conceptos previos y cerrados. Ello es problemático y tramposo. En los trabajos sobre desapariciones, la agencia ha estado limitada a tres temas: el militante que sobrevive, que testimonia; los ex-desaparecidos que denuncian; y los movimientos sociales que se conforman en torno, en ocasiones sujetos sin agencia que se convierten en activistas. Incluso se podría incluir un cuarto tema: la sociedad misma que se activa. A partir de estas reflexiones se abre una serie de cuestiones que son de orden teórico y epistemológico, pero también metodológico: ¿estamos hablando de agencia o acción?, ¿es posible otra conceptualización de la agencia/acción más acorde con los desaparecidos?, ¿es posible la agencia de un sujeto que no sea poderoso?, ¿disponemos de las herramientas para detectar acciones que no se ajustan a la noción hegemónica de acción (racional, transformadora)?, ¿qué agencias y acciones son reconocibles y cuáles no desde nuestros marcos teóricos? En efecto, tenemos reparos con la noción de la agencia pues está pegada a un tipo de agente poderoso (i.e. movimientos sociales) y ello nos interpela a pensar qué herramientas se requieren para abordar agencias invisibles, paradójicas, espectrales.

La cuestión de si la agencia ha de ser transformadora o no ocupa buena parte del debate. Se acuerda la potencialidad de la crítica y la propuesta de Mahmood. La agencia no ha de ser sólo transformadora, ya que no todo lo que no es resistencia, es sumisión; hay muchos grises. En este sentido, se plantea que algunos teóricos —De Certeau, Ingold, Scott— pueden ayudarnos a pensar cómo la agencia no necesariamente se pliega a la dominación y no es, entonces, sólo resistencia. De Certeau es claro pues analiza a través de las “artes de hacer” lo que los sujetos hacen a pesar del disciplinamiento, de la dominación, de la sujeción. El invisible, el desaparecido, el espectro moviliza esas artes de hacer no sólo para impugnarlas o transformarlas, sino simplemente para hacer algo con ellas. La potencialidad de la agencia del invisible se halla quizás en habitar las normas, en utilizar el sistema de dominación como su fuente de acción, aunque en ocasiones articule acciones que no encajen en nuestro modelo de sentido (ej. los migrantes que se dejan morir en el mar precisamente para ser rescatados).

La pregunta que abre el texto de Peeren sobre las agencias espectrales (tanto de los espectros como de los invisibles) es especialmente pertinente para el proyecto. Aquí el desaparecido es un potenciador de agencia: es precisamente en su invisibilidad, en su espectralidad donde radica su poder. El espectro no es una unidad, no es líquido, es gaseoso, es ubicuo. Es, precisamente, en esa ubicuidad, en su inalcanzabilidad, en su estatus visible, pero inasible, en su capacidad de permear todo, pero ser impermeable en donde reside su potencia. En el desaparecido no habría tanto agencia como potencia —es el haunting, pero también en una línea más clásica el tótem de Durkheim—. O, dicho de otra manera, la potencia del espectro, del desaparecido, es un tipo de agencia indirecta: el espectro es al tiempo generador o activador de agencias (de otros). Pero el espectro, el invisible también es agente en sí mismo; su ambivalencia —presente y ausente, visible e invisible, vivo y muerto…— es la que le otorga capacidad de acción. Nos interrogamos, así, si no sería necesario distinguir entre las agencias de los que están vivos, de los que quedan tras la desaparición de otros, de las agencias de los que están al lado de los desaparecidos sociales, de los invisibles, cuyas acciones plantean la cuestión de su reconocibilidad/irreconocibilidad. Todo ello, sin olvidar también la agencia del desaparecedor. El problema, de nuevo, es de orden epistemológico, pero también metodológico: ¿disponemos de las herramientas para detectar las agencias espectrales, las acciones que escapan del modelo de acción orientada, con sentido?

En definitiva, el concepto de agencia parece limitado para abordar la desaparición, pero al hacer contrastar dos conceptos si no contradictorios, sí que entran muy intensamente en tensión —agencia y desaparición— aparecen algunos interrogantes bien interesantes; el choque de ambos habilita ciertas preguntas fundamentales. Dadas las limitaciones de este concepto, no es de extrañar que en el curso de la discusión aparezcan algunos conceptos alternativos: agencia indirecta, agencia creativa, artes de hacer, agencia espectral, soberanía, agenciamiento… En general, como vemos, la agencia para ser pensada a la par de la desaparición ha de ir siempre adjetivada, signo de sus limitaciones, pero también de la imposibilidad de escapar de ella.