En este artículo, Olatz González Abrisketa aborda la naturaleza apática que la modernidad ha atribuido a los objetos. Se centra en la estandarización de los mismos en el deporte y ofrece un caso anómalo dentro del mismo: el de la pelota vasca. A pesar de la regulación de sus límites, en dimensiones y peso, las pelotas en el juego vasco son singulares, es decir, cada una de ellas posee una personalidad propia que debe ser reconocida. Tres días antes del partido, los pelotaris se reúnen para elegir las pelotas y mostrarlas al público, un acontecimiento que abre un juego de perspectivas que tiene efectos en la conceptualización de pelotas y pelotaris y que dificulta considerarlos objetos y sujetos respectivamente. Haciendo uso de conceptos como cuasi-objeto (Michel Serres) o reciprocidad de perspectivas (Roy Wagner), el artículo defiende que la “invención de los objetos” producida por la modernidad niega procesos de reconocimiento con las cosas que son sustanciales para la comprensión del sí-mismo y de los otros. Los “sujetos” sostienen la ilusión de que son ellos, y nada más ellos, los que están dirimiendo sus propias diferencias y obvian el hecho de que son a la vez objeto y sujeto para el otro, sea este persona, animal o cosa.
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