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Las dimensiones de la búsqueda

 

Por David Casado-Neira, Alejandro Castillejo, Paola Díaz, Ignacio Irazuzta, Iñaki Robles Elong

El acto de “buscar” (junto con localizar e identificar) es una de las prácticas fundamentales del mundo social de la desaparición: hace a las comunidades emocionales de las organizaciones de familiares de desaparecidos; impulsa el desarrollo de técnicas y oficios expertos; resignifica territorios donde se presumen o se consuman los hallazgos; desestabiliza e innova en las técnicas de contabilización de los individuos y las poblaciones; genera narrativas nativas de violencias sociales; hace a la construcción de movimiento social. La búsqueda es más que el acto de buscar, se expande en múltiples esferas con implicaciones que nos permiten hablar de la “vida social de la búsqueda”, más allá del mero hecho de recuperar a alguien. Buscar se nos muestra en 6 esferas o dimensiones: (i) de la agencialidad, (ii) técnica, (iii) de la realidad,, (iv) de la testimonialidad, (v) temporalidad, (vi) espacialidad.

Agencialidad (transitividad): destacaríamos el carácter transitivo del verbo y la acción de buscar. Buscar en el caso de la desaparición de personas es un acto transitivo: Es la actividad entre desaparecer (o hacerse desaparecer) y (querer) encontrar.

Técnica: pone en significación social y sociológica toda esa batería de recursos científicos, técnicos, profesionales y profesionalizantes que hay en la búsqueda de desaparecidos; por el otro, abre paso a la reflexividad sobre nuestro propio trabajo de investigación.

Realidad: La búsqueda por un lado, pone en significación social y sociológica toda esa batería de recursos científicos, técnicos, profesionales y profesionalizantes que hay en la búsqueda de desaparecidos; por el otro, abre paso a la reflexividad sobre nuestro propio trabajo de investigación.

Testimonialidad: En el sentido de la crítica radical en el que se deriva de la etimología de la palabra protestar: aquello que hace a lo de testificar. “Protestar” puede referir también al activismo de las víctimas del que también sabemos por el mismo proyecto anterior.

Temporalidad: La búsqueda es un proceso marcado por una incomplenitud, una falta, bien orientada al pasado, bien al futuro. Las del pasado corresponden al devenir habitual de la vida, las permanencias: las rutinas, los hábitos, los lazos o los lugares comunes (la memoria). Su falta se torna en una alteración o ruptura de la normalidad, en función de su intensidad. Las del futuro responden a nuestra capacidad de proyectarnos hacia un tiempo que aún no se ha producido (la esperanza).

Espacialidad: Lo perdido y lo desaparecido partiendo de una misma circunstancia topológica –encontrarse en un lugar de ubicación indeterminada– nos traslada a dos posiciones diferentes del sujeto: en la pérdida alguien (obviemos el algo) ‘está’, el estado del sujeto es consecuencia de una acción propia pero involuntaria. Pero así mismo se ha de dar otra circunstancia, en la pérdida se supone un ‘tránsito’, se produce en algún momento entre dos puntos (origen y destino), en la desaparición se hace referencia a una ubicación (ocultada) en la que se permanece, el locus. Hablamos de tránsitos y permanencias.